La propagación del Covid-19 y las medidas para contenerla generaron una serie de experiencias económicas negativas que han afectado a los hogares chilenos. Aunque la tasa de desocupación ajustada estacionalmente retrocedió 0,3 pp. en el trimestre julio-septiembre respecto al trimestre móvil anterior, según cifras del INE, se perdieron 1,8 millones de empleos entre julio 2019 y 2020. El Banco Central, sobre la base de información del INE y del Ministerio de Salud, estimó 65% del PIB en promedio estuvo en cuarentena en julio.
En una encuesta realizada por el Laboratorio de Encuestas y Análisis Social (LEAS) de la Universidad Adolfo Ibáñez, dos de cada tres encuestados informaron que el ingreso propio o de alguien del hogar se redujo considerablemente durante la pandemia, dos de cada cinco reportaron haber tenido problemas para pagar los servicios básicos y uno de cada tres declaró que el jefe de hogar perdió el trabajo. Asociados a estos dos últimos eventos se observaron brechas entre los niveles socioeconómicos altos y bajos de más de 25 puntos porcentuales.
Estos eventos han afectado no solo los presupuestos de las personas, sino también su bienestar emocional. Un análisis estadístico, disponible en leas.uai.cl, muestra que mientras más experiencias económicas negativas declaren los individuos en su hogar, menor es la satisfacción con la vida reportada por las personas y mayor es la frecuencia declarada de problemas de salud mental, controlando por la influencia de otras variables.
En el marco de su Monitor de Cambio Social, LEAS realiza encuestas a los mismos individuos a largo del tiempo. Un análisis con los datos reportados en dos momentos -agosto y octubre de este año- revela que el apoyo social está asociado con una más baja ocurrencia de problemas de salud mental y ayuda a atenuar los efectos de los eventos económicos disruptivos en el bienestar.
El apoyo social tiene, al menos, dos dimensiones. El apoyo efectivo refiere a las ayudas recibidas por los individuos provenientes de sus redes personales y el apoyo percibido refiere a la creencia de disponibilidad general de soporte o satisfacción global con la ayuda brindada. Estudios internacionales muestran que el apoyo percibido ha estado consistentemente relacionado con mejores indicadores de salud. El caso chileno durante la pandemia confirma esa lectura.
Tal como el impacto económico, el apoyo percibido también está desigualmente distribuido. Los grupos altos perciben más apoyo que los medios y estos a su vez perciben más apoyo que los bajos, incluso controlando por la influencia de otros factores sociodemográficos. La composición del hogar también importa: quienes viven solos y con más niños en el hogar tienden a percibir menos apoyo que quienes viven en pareja o con más personas.
Creemos que es importante tener en cuenta los aspectos sociales de cómo las personas en Chile lidian con los problemas que ha traído la pandemia para que las políticas públicas e instituciones puedan diseñar soluciones más efectivas contra la pandemia que no parece dar respiro a nuestro país.