La valorización de la democracia ha sufrido modificaciones con el correr de años entre los distintos rangos etarios y grupos socioeconómicos. En 2017, un 68% creía que la democracia era preferible a cualquier otra forma de gobierno. Sin embargo, en 2021 este porcentaje bajó a un 46%. Esta es una de las principales conclusiones de la encuesta Comparative National Elections Project (CNEP), realizada entre el Laboratorio de Encuestas y Análisis Social (LEAS) de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) y Feedback.
Al desglosar estos resultados, para el 2021 los jóvenes (entre 18-34 años) son los que en su mayoría creen que la democracia es preferible ante cualquier otra forma de gobierno con un 53%. Sin embargo, entre los 35 y 49 años baja casi 10 puntos, a 44%; desde los 50 a los 64 años a 42% y desde 65 años y más, a 41%. Es decir, con cada rango etario va bajando de manera escalonada.
Esta encuesta -que es la cuarta versión desde 1999- fue realizada cara a cara a 1.000 personas distribuidas en las regiones de Valparaíso (200), BioBío (200) y Metropolitana (600). Se realizó entre el 3 y el 28 de diciembre de 2021, es decir, entre la primera y segunda vuelta presidencial. Este es un proyecto investigativo que se lleva a cabo en 25 países y se hace post elecciones para ver cómo las personas se comportaron durante la campaña.
“Durante muchos años estábamos acostumbrados a que los más críticos y desencantados con la democracia fueran los jóvenes. Incluso, desde finales de los 90 se hablaba de la generación ‘no estoy ni ahí’, de ese grupo que no se involucraba. Ahora lo que ha pasado desde las elecciones presidenciales en 2017 y que se consolidó en el plebiscito constitucional del 2020, es que los jóvenes son quienes están votando de manera más intensa. Para esa instancia, la participación general fue alrededor del 51% y la de las personas entre los 18 y 29 años fue de un 56%. Es decir, mucho más alta que el promedio”, explica Andrés Scherman, profesor de la UAI e investigador del LEAS.
Ricardo González, director del Laboratorio de Encuestas y Análisis Social, agrega que “por una parte los menores de 35 años y por otra las personas mayores, van a tener diferentes preferencias en temas que pueden ser claves para el siguiente gobierno”.
Estas cifras presentan un desafío para el nuevo gobierno del Presidente Gabriel Boric y por eso mismo, Scherman dice que el flamante mandatario “tiene un apoyo fuerte y participación de los más jóvenes, pero este grupo no es mayoría dentro de la población, ni del padrón electoral. Por lo tanto, si no es capaz de construir una conversación con la gente que tiene más de 35 años, su base de apoyo siempre va a ser frágil”.
De hecho, para el 2017 un 50% de los encuestados creía que en ese entonces Chile tenía una democracia plena o con problemas menores, sin embargo para el 2021 esa percepción bajó a un 36%. De la misma manera, el estudio retrata que un 55% cree que Chile “no es democrático” (10%) o “es una democracia con problemas severos” (45%). Esta es una percepción que los encuestados están transversalmente de acuerdo, sin importar el rango etario.
Incluso, a la pregunta “¿Con qué frecuencia piensas que puedes confiar que el gobierno de Chile hace lo correcto?”, la mayoría de los encuestados respondió que “nunca o casi nunca” con un 25%. En cambio, el 18% dijo que “la mayor parte del tiempo y casi siempre”.
Otro hallazgo que llamó la atención de los investigadores fue que los encuestados consideran que para que una sociedad sea democrática priman los derechos económicos por sobre los políticos o sociales. Esto se traduce en que evalúan como “absolutamente esencial”: empleo para todos (54%) y una menor brecha de ingreso entre ricos y pobres (41%). En cambio, un 36% evalúa preferentemente la “libertad para criticar al gobierno” o “medios de comunicación libres y sin censura” con un 30%.
Si bien los sectores socioeconómicos comparten esta percepción, la clase media y más vulnerables presentan una mayor fuerza a esta tendencia: el 66% de las personas que pertenecen al grupo de vulnerables (E) cree más esencial “empleo para todos”, pero la clase alta (ABC1) solo un 55%.
“Esto da señales de dónde está la población en esas dimensiones. Aunque en general la población valora, por ejemplo las discusiones constitucionales, destaca mucho más lo que tiene que ver con lo material. Esencialmente porque en buena parte de la población existen estos déficits”, señala González.
Andrés Scherman agrega que “este dato entrega una foto de la segunda vuelta. En ese momento, la campaña de Boric se dio cuenta de que si no entraba en las discusiones más materiales y económicas, la posibilidad de perder la elección iba a ser muy alta. Son temas que para los chilenos y chilenas siguen siendo muy importantes”.
El estudio realizado por LEAS y Feedback también caracterizó que de los sectores socioeconómicos, sólo el 5% de los encuestados pertenecientes a la clase media típica (C2) y la media baja (C3) describen su situación económica como “bueno o muy buena”. Mientras que la clase media vulnerable (D) lo evalúa mejor con 12% y los más vulnerables con 15%.
“Existen varias interpretaciones para esto, pero principalmente ocurre que los mecanismos de protección social no llegan a la clase media. Hay pocas políticas públicas universales y los bonos, los subsidios, las ayudas económicas de la pandemia, entre otras más, no alcanzan a este sector. Por lo tanto sienten mucha más incertidumbre ante un escenario económico en el que los mismos economistas evalúan que no será bueno”, explica Andrés Scherman.