Hace algunas semanas, tuvo lugar el plebiscito por la nueva Constitución, un evento único desde el retorno a la democracia que se desarrolló en condiciones inéditas, como consecuencia de la pandemia. Esto obligó a que las formas tradicionales de informar a los votantes, como la franja electoral, se combinaran con un mayor uso de redes sociales.
Para indagar con más detalle en este ámbito, el Laboratorio de Encuestas y Análisis Social (LEAS) de la Universidad Adolfo Ibáñez, realizó una encuesta durante la última semana de campaña, a través del Monitor de Cambio Social, que midió variaciones en actitudes, opiniones y conductas de los chilenos.
Los encuestados reportaron que las plataformas que utilizaron con más frecuencia para informarse del plebiscito fueron los noticiarios, Facebook, diarios y portales informativos. La canasta informativa de las audiencias es así más diversa y altamente segmentada por grupos etarios. Por ejemplo, Instagram -que se mueve por dinámicas de contenidos entregados por los propios usuarios e influencers-, no se observa como un medio preferente para todos los encuestados, pero sí, junto a Facebook, fue la principal fuente de información sobre el plebiscito entre los menores de 35 años.
Existe una correlación de afirmaciones entre los encuestados por LEAS que dijeron que votarían en el plebiscito y que declararon informarse prioritariamente por televisión o Internet. Esa relación prevalece incluso si se considera la influencia de factores sociodemográficos. Esto da esperanzas: puede existir un círculo virtuoso entre consumo informativo y participación política, tal como lo describió la politóloga Pipa Norris a principios de siglo.
Sin embargo, una investigación reciente muestra que -en Chile- las personas más políticamente activas en redes sociales, tienden a compartir más desinformación (en una amplia variedad de temas), que los menos activos. En la medida que los usos informativos de las redes sociales promueven la participación política, ésta puede conducir a la difusión de desinformación (Valenzuela et al, 2019).
Por otro lado, en nuestro país, si bien no estamos frente a un fenómeno populista como el visto en otras sociedades, ya hemos empezado a ver las primeras expresiones de quienes creen que recuperar la legitimidad de la política y de los políticos, se gana con comunicaciones orientadas únicamente a ganar más clicks en redes sociales y a generar tweets controversiales.
Las redes sociales han abierto nuevos espacios y oportunidades para cultivar una relación directa y horizontal entre la ciudadanía y sus líderes. En años electorales como el 2021, surge la posibilidad de fortalecer la conexión con los ciudadanos y la política, considerando que las personas muestran mayor disposición a involucrarse en asuntos públicos. Ojalá que esa oportunidad sea aprovechada por nuestra clase política para generar un debate informado, y que eso ayude a recuperar la confianza hace rato extraviada.