En la entrada anterior, nos enfocamos en la eficacia política interna. Como complemento, ahora miraremos la eficacia externa o receptividad sistémica: ésta se define como la creencia de los ciudadanos en la capacidad de incidir en el sistema político que les rige 1. La forma de evaluarla es por medio de una pregunta que alude a las barreras percibidas de los encuestados para influir en su gobierno: se consultó por el grado de acuerdo con la idea que “La gente como yo no tiene ninguna influencia en lo que hace el gobierno”. Como explicábamos en otra entrada, un 52% de las personas entrevistadas por LEAS en octubre de 2020 está de acuerdo o muy de acuerdo con la idea que la gente como ella no tiene ninguna influencia en el actuar del gobierno. Esto indica una baja eficacia política externa, ya que no perciben al sistema político como un ente receptivo ante la ciudadanía. Por su parte, solo un tercio de los encuestados considera que puede incidir en el sistema político. ¿Cómo se desagrega esto por las principales variables socio-demográficas?
Tal como se observa en el Gráfico 1, existen diferencias relevantes en la percepción de agencia política. Mientras que 54% de las mujeres reporta baja eficacia política externa, lo hace un 51% de los hombres, diferencia estadísticamente significativa.
Las brechas etarias en la eficacia política externa que se muestran en el Gráfico 2 son congruentes con lo observado en el estudio cualitativo. Los resultados de la encuesta muestran que las personas con 55 años o más (60% baja eficacia) tienen una eficacia significativamente menor que los más jóvenes (51% baja eficacia). En las discusiones grupales, en particular en los grupos de mayor edad, se cuestiona la eficacia del voto: no hay motivación a participar porque no existe confianza en que tal participación vaya a incidir realmente en las condiciones de vida de los participantes.
Esta brecha observada puede referir a procesos de frustración reiterada —de parte de las personas de mayor edad— que realza la importancia de las juventudes en la movilización política. La mayor sensación de eficacia externa entre los jóvenes también concuerda con datos del SERVEL respecto a la participación electoral por rango etario en el plebiscito de 2020: mientras que en los grupos etarios menores a 49 años, la participación aumentó respecto a las elecciones de 2017, ella disminuyó en todos los grupos mayores de 502.
“La gente más adulta como que ya perdió la esperanza en muchas cosas, entonces son los jóvenes los que están hoy en día motivando, moviendo las masas hace ya algunos años y cambiando un poco el sistema de lo cual nosotros ya estamos súper aburridos, de hecho, en el mismo tema de las elecciones se ve. Hay mayor cantidad de jóvenes ya que los adultos ya no enganchan mucho con el tema”, (hombre, 39 años, GSE medio-alto, regiones).
Como muestra el Gráfico 3, un 36% y 38% de las personas que se identifican con la izquierda y la derecha respectivamente se encuentran en el grupo de alta eficacia política externa, porcentajes significativamente superiores a los observados entre quienes no reportan posición política (26% de alta eficacia).
No obstante, nuevamente, alrededor de la mitad de las personas entrevistadas en cada grupo está en la categoría de baja eficacia externa.
“Hay personas que van a votar porque sí, es nuestro deber cívico pero hay muchas personas que no los puedes obligar porque ya están tan dolidas que ellas no lo van a hacer aunque tú le digas que tienen que valer su voto porque si no, no van a tener ni voz ni voto, como se dice, pero no le puedes obligar a la gente si la gente ya no lo va a hacer”, (mujer, 40 años, GSE medio-bajo, RM).
Si bien no es posible establecer una dirección causal en estudios de corte transversal, como el que aquí se resume, la literatura internacional sugiere una asociación entre la eficacia externa y una mayor participación electoral3. Sin embargo, esa asociación no aparece en la muestra entrevistada en octubre de 2020, en la antesala del plebiscito por la nueva Constitución. En futuros documentos exploraremos si este fue el caso en la elección de convencionales constituyentes de mayo.
Por el momento, estos datos transversales nos permiten constatar que una proporción importante de la población –más de la mitad– tiene una imagen negativa de la receptividad del sistema político, aunque los porcentajes de eficacia alta tienden a ser algo mayores entre los jóvenes y quienes se identifican políticamente.