Opinión

Redes sociales, desinformación y democracia

27/01/2022
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La adolescencia es una etapa vital para la conformación de predisposiciones, intereses y futuras prácticas de consumo informativo e involucramiento cívico. Esta premisa se vuelve central para los y las adolescentes actuales, cuyos procesos de socialización son inéditamente mediatizados a través de internet, en tiempos de alta desafección y desconfianza ciudadana. Lo anterior es una tendencia observada a nivel internacional, pero que en nuestro país toma aún más fuerza: la cohorte actual de adolescentes en estos últimos dos años ha vivido o ha sido testigo de sucesos colectivos vitales como las masivas movilizaciones sociales, el proceso constitucional, la pandemia y su impacto en la forma de relacionarse y en la expansión de la digitalización en sus vidas cotidianas.

Esto plantea importantes desafíos desde la perspectiva de la alfabetización mediática digital y la formación ciudadana de los más jóvenes. En el nuevo entorno digital transitan corrientes de información cuyo entendimiento ha requerido de nuevos marcos conceptuales en la disciplina comunicacional. Kjerstin Thorson y Chris Wells (2015) proponen el concepto de “flujos de curatoría” de información, para referirse a aquellos procesos de producción, selección y enmarcamiento de contenidos, que son definidos por una variedad de actores – no solo los productores de noticias convencionales como los medios informativos profesionales, sino también por influencers, contactos sociales y los algoritmos computacionales.

Este estudio buscó identificar prácticas de consumo informativo y comprender las predisposiciones frente a estos “flujos de curatoría” que los rodean de los y las adolescentes entre 14 y 17 años, y combinó la realización de una encuesta probabilística de a 2.684 casos en la regiones Metropolitana y Valparaíso realizada en el primer semestre de 2021 y una serie de focus group, además de entrevistas a editores de medios, creadores y curadores de contenido digital.1

Los resultados de esta investigación señalan posibles vías de intervención en materia de alfabetización digital y mediática, comenzando por abordar los riesgos que ya los propios adolescentes reconocen, entregándoles recursos y herramientas. Esto plantea un desafío para padres, madres y educadores/as para que puedan acompañar estos procesos de jerarquización, análisis y veracidad de los contenidos que consumen.

Aquí sintetizamos seis hallazgos centrales de este estudio.

Consolidación de un entorno digital cotidiano en tiempos de pandemia

Hoy los procesos de construcción de identidad y sociabilidad de los adolescentes están crecientemente inmersos dentro del mundo de sus redes sociales digitales: una cultura digital, alternativa y propia, donde se re articulan todas las dimensiones de la adolescencia –incluyendo sus relaciones familiares y de amistades, su gestión de agenda y tiempos, formas de expresión, visibilidad y participación.

Esta nueva cultura digital, que hace un buen rato ya se ha constatado que se despliega con intensidad en la vida cotidiana de los más jóvenes aquí y en otros países, se acentuó en la pandemia y los periodos de cuarentenas: la red fue la forma de vincularse con su mundo social cercano y distante. De hecho, por lejos, el uso de redes digitales fue una de las actividades que más frecuentemente las y los adolescentes realizaron en su tiempo libre durante el primer semestre de 2021. En efecto, en nuestra encuesta un 79% reporta usar Instagram casi todos los días o más, le siguen WhatsApp (75%) y TikTok (73%). Más atrás aparece el uso de YouTube (64%). El uso de estas plataformas es más frecuente que otras actividades como conversar por teléfono o audio (49%), ver Netflix u otras plataformas de vídeo (47%) o jugar solo o con otras personas por Internet con computador, consolas u otro dispositivo (40%). Con más distancia, recurrieron frecuentemente a la televisión (31%) o a leer un libro por gusto o estudiar (18% y 17% respectivamente).

Nuevas formas de consumir información

Las y los adolescentes encuestados usan mucho las redes sociales, pero ¿las usan para informarse? Sí, pero en una nueva modalidad. Tal como ya antes han descrito Eugenia Mitchelstein y Pablo Boczkowski (2018), se trata de un consumo incidental, en que la información “les llega” en sus feeds o que son compartidos por sus amigos, en el actual entorno compuesto por plataformas, algoritmos, medios y pares, y puede concitar un abordaje cognitivo de información ligero, breve, des-jerarquizado e interrumpido, donde la noticia es consumida como parte de un repertorio de contenidos de entretención.

En ese sentido, Instagram es la plataforma más utilizada como fuente de información y noticias: 47% de los y los adolescentes dice utilizarla casi todos los días o más durante la semana para esos fines. Ello es consecuente con el alto uso general que reportan las y los jóvenes encuestados de esta plataforma. Luego, se mantiene un sitial relevante para la televisión (33%). Más atrás, aparecen YouTube, TikTok y WhatsApp: alrededor de un cuarto de las y los encuestados –27%, 25% y 23%, respectivamente– declaró utilizar estas plataformas casi diariamente.

Aun así, en este estudio se observa que los y las jóvenes acceden en forma importante a información producida por medios profesionales a través de estas mismas redes. En contraste, las personas que los encuestados no conocen personalmente pero que siguen (influencers, YouTubers) son mencionadas como vía de acceso noticiosa por uno de cada cuatro escolares.

El género aquí también es relevante

Este consumo informativo es diferenciado por género. Destaca que las mujeres exhiben un mayor uso intensivo de Instagram y TikTok. En contraste, YouTube muestra un mayor uso intensivo para consumir noticias por parte de los hombres. Así, las mayores diferencias se encuentran en los medios digitales, mientras que en los medios tradicionales las diferencias son pequeñas o inexistentes.

Aunque en menor medida, se observan también diferencias estadísticamente significativas por educación de los padres, que tomamos como una forma de aproximarse al nivel socioeconómico. El consumo informativo vía portales de noticias, radios y Twitter tiende a ser más alto en adolescentes cuyos dos padres pasaron por la educación superior. Por el contrario, el uso informativo de Facebook y WhatsApp tiende a ser más frecuente en escolares cuyos padres no pasaron por la educación superior.

Con ello, tal como ya antes ha demostrado la investigación internacional en comunicación, persisten en internet las diferencias sociales y de género observadas fuera de los espacios digitales.

Acceso a contenidos: El tema es lo que importa

A diferencia de otras investigaciones actuales, en que se reconoce que lo que captura la atención noticiosa son solo las características interactivas de los contenidos, en esta investigación se releva también la temática, que estaría guiando la atención de las personas hacia las noticias.

Lo anterior es relevante a la hora de evaluar la dieta de contenidos informativos que consumen los adolescentes a través de plataformas digitales. A nivel general, los temas que suscitan más interés entre los adolescentes son la desigualdad social (69% declara mucho interés) y el abuso contra las mujeres (60%); mientras que la política es el que despierta menos interés. Destacan –nuevamente- significativas diferencias relevantes por género: las adolescentes tienen marcadamente mayor interés en temáticas sociales, como la desigualdad social (86%), el abuso contra las mujeres (76%) y los movimientos sociales (55%), superior en 25 puntos o más respecto a los hombres. Por su parte, en materias o aficiones personales como el deporte y la tecnología, ellos registran mayor afinidad: dos de cada tres hombres reportan alto interés en la tecnología, mientras que solo una de cada 3 mujeres lo hace; asimismo, la mitad de ellos declara altas preferencias por el deporte, en cambio, solo un 16% de ellas indica los mismo.

Adolescente que “están ahí”: predisposiciones y prácticas cívicas

Uno de los aspectos más relevante de los últimos años es el incremento en los niveles de participación política de los jóvenes, a través de diversas formas. Esto también se evidencia en nuestro estudio. Por ejemplo, 6 de cada 10 encuestados declara que irá a votar en una elección cuando cumpla 18 años. En tanto, 5 de cada 10 adolescentes considera que las marchas o movilizaciones en la vía pública –por sobre el voto—son las formas más eficientes para que “el gobierno” los escuche. Sabemos que las y los adolescentes están inmersos en un entorno digital, y es en este espacio también muchos ejercen su ciudadanía: un 36% declaró expresar su opinión sobre los asuntos públicos en las redes sociales.

Aún más relevante, existe una asociación significativa entre conductas informativas reportadas como Instagram y Twitter, y la mayor probabilidad de expresar opiniones en línea y de votar en las elecciones futura cuando cumplan 18 años.

Conversación intergeneracional

El carácter eminentemente social del consumo informativo constatado en la población adulta en otros estudios, también se observa en este caso. En ese sentido el involucramiento informativo de las y los adolescentes no queda solo circunscrito al mundo digital. Un 82% de las y los encuestados declara que conversó al menos una vez a la semana con sus padres y hermanos sobre eventos noticiosos durante esta pandemia. Aún más, del estudio cualitativo se desprende que en muchos hogares se realizaba una conversación intergeneracional, donde los padres aportaban con noticias leídas en los medios más tradicionales, y los jóvenes sumaban información obtenida en las redes sociales. Nuevamente, aquí encontramos diferencias estadísticamente significativas por género y nivel socioeconómico: las mujeres tienden a comentar más las noticias con familiares, así también aquellos con ambos padres con educación superior.

Con más distancia, se observa que un 63% de los y las estudiantes encuestados conversaron sobre las noticias con sus pares al menos una vez a la semana, y un 30% ejerció esa práctica con sus profesores.

Cabe advertir, que estas cifras pueden estar influidas por la pandemia, en la medida que aumentó las interacciones con padres y hermanos en periodos de restricciones de movilidad, y favoreció la mayor exposición a noticias “duras” que afectaban directamente la toma de decisiones de las personas (por ejemplo: vacunación, restricciones de movilidad, etc.).

Esta sociabilidad en torno a las noticias apunta a no solo querer relacionarse con otras personas a través de contenidos y noticias, sino también porque los y las adolescentes la consideran una estrategia fundamental para confirmar la veracidad de la información.

¿Dónde está la verdad?

Ante un escenario de sobre saturación de contenidos, una pregunta central es cómo los ciudadanos en general están filtrando, discerniendo y circulando la información. Esto sería problemático ya que, como lo reportan las y los participantes de nuestra investigación, además de decidir cuándo un contenido es noticioso (y por tanto relevante para prestarle atención), también se tienen que dar la tarea de decidir si esos contenidos son ciertos.

Con distinto grado de preocupación, las y los adolescentes están, en distinta medida, conscientes del riesgo de las fake news al momento de consumir información noticiosa: un 35% declara haber visto “mucho” noticias sobre el covid que le parecieron completamente falsa, y otro 36% haber visto “algo”. Por ello, se observa que utilizan incipientes estrategias de “triangulación” entre distintas fuentes o registros disponibles en las plataformas para enfrentar la desinformación. En esta práctica, la información producida por los medios profesionales les resulta relevante para “chequear” información. Esta estrategia, no obstante, puede incluso resultar problemática cuando la información en cuestión proviene de su círculo cercano (como familia o amigos). Así lo describe un adolescente:

En mi caso voy a decir dos puntos. Lo primero, si la información es errónea y son personas cercanas, yo no tengo problemas en decirle que eso estaba mal. A la vez, también depende de la persona que me lo envíe, porque si me lo envía mi papá o mi mamá les tomo atención, pero prefiero investigarlo por mi cuenta. No es por nada, pero ya son personas que tienen su edad y no están adaptadas a la tecnología actual. No entienden que otras personas con un ‘click’ pueden saber todo.

Sin embargo, ese nivel de preocupación no existe con la misma intensidad respecto a la selección realizada en las aplicaciones de internet: la mitad de los adolescentes no tiene una posición definida respecto a que la selección de noticias sea realizada por parte de las plataformas de redes sociales usando algoritmos o fórmulas automáticas. Estas posiciones intermedias se mantienen frente a otros riesgos digitales, como el uso de datos personales por parte de plataformas sociales.

Publicado en La Segunda.

Notas

  1. Para más detalles acerca de la metodología del estudio revisar el informe completo en: bit.ly/3Gh5YFB