Uno de los aspectos más relevantes de los últimos años es el incremento en los niveles de participación política de los jóvenes, a través de diversas formas. Una de las más visibles, aunque solo parece participar en ellas una minoría politizada, son las movilizaciones estudiantiles: en octubre de 2019, las evasiones del pago del transporte público de parte de los escolares de la Región Metropolitana fueron el gatillante más directo de las manifestaciones masivas en las principales ciudades de Chile, que llevaron al proceso constituyente en curso. Sin embargo, en la encuesta cuyos resultados analizamos a continuación, la mayoría de los adolescentes encuestados no reporta participar en protestas. De hecho, el 57% dice no haberlo hecho nunca, ni antes ni después del estallido social de 2019. Solo 33% declaró haber participado una o más veces en manifestaciones después del 18 de octubre. Aun así, uno de cada dos encuestados considera que las marchas son la forma más efectiva de ser oídos por el gobierno, en contraste con un 32% que menciona al voto como la forma más efectiva.
Con el comienzo de la pandemia en 2020, la mayoría de la actividad social y política se trasladó al mundo digital. Por esta razón, para evaluar conductas actuales, nos enfocamos en aquel comportamiento que se puede realizar a través de las redes sociales. El estudio “Flujos de curatoría informativa en adolescentes”, realizado por académicos de la Escuela de Comunicaciones y Periodismo de la UAI y financiado por ANID (PLU190014), permite profundizar en el comportamiento político reciente de los jóvenes, durante la pandemia, y su disposición a realizar una serie de comportamientos cívicos una vez que alcancen la mayoría de edad.
Como muestra el siguiente gráfico, la actividad política que los adolescentes chilenos realizaron más frecuentemente durante los últimos doce meses, marcados tanto por la pandemia y las cuarentenas como por múltiples elecciones, fue haber expresado opinión sobre algún tema público en redes sociales, con 36%. En el caso de las opiniones mediante redes sociales, hay una diferencia significativa entre la proporción de mujeres que declara haberlo hecho (41%) y la proporción de hombres (31%). Los jóvenes encuestados de tercero medio reportan significativamente más esta conducta que aquellos de segundo medio.
A este comportamiento le sigue de lejos el unirse a causas políticas, comunitarias o ciudadanas en redes sociales (12%). La proporción que lo ha hecho en tercero medio es significativamente mayor que aquella en primero medio. Finalmente, la participación en boicots o rechazos en redes sociales (las comúnmente llamadas “funas”) parece ser minoritaria, ya que solo 7% de los adolescentes encuestados reportaron haber participado en alguna en los últimos 12 meses. Para esta conducta, no hay diferencias significativas por género, curso, o nivel educacional de los padres.
El estudio antes citado también evalúa la predisposición de los jóvenes a participar en diversas actividades cívicas y políticas cuando sean mayores de 18. Se puede observar en el siguiente gráfico que 60% de los adolescentes encuestados sostiene que es probable o bastante probable que vote en elecciones cuando sea mayor de edad, el mayor porcentaje de las actividades consultadas. Le sigue con distancia apoyar a un candidato político (22%), suscribirse a un medio gratuito (14%) y ser voluntario en una campaña política (6%). Es decir, a grandes rasgos, los jóvenes reportan una baja probabilidad de involucrarse en actividades político-partidistas cuando sean mayores de edad.
Por cierto, tal como con las conductas actuales, existen diferencias significativas, en términos estadísticos, por género (las mujeres tienden a tener una predisposición mayor a votar y a suscribirse a un medio de comunicación gratuito), por nivel socioeconómico (aquellos con ambos padres con educación superior tienden a tener una predisposición mayor a votar, a apoyar un candidato político y a suscribirse a un medio de comunicación gratuito), por curso (quienes cursan tercero medio tienden a tener una predisposición mayor a votar solamente que quienes cursan niveles inferiores) y por dependencia (quienes estudian en colegios particulares tienden a tener una predisposición mayor a realizar las cuatro actividades descritas en el gráfico anterior).
Como mostramos al comienzo, solo uno de cada tres adolescentes cree que el voto es la forma más eficaz de que el gobierno les escuche. En ese contexto, no resulta sorprendente que los jóvenes reporten baja probabilidad de involucrarse en actividades político-partidistas relacionadas con la democracia electoral. En la siguiente entrada, profundizaremos en una forma distinta de involucramiento: la conversación con sus personas cercanas sobre los temas noticiosos.