Instagram es la plataforma más utilizada como fuente de información y noticias por los adolescentes chilenos, como documentamos en una entrada previa. Los jóvenes también reportan consumir televisión, pero el grupo que lo hace con frecuencia es significativamente menor que el grupo que usa Instagram para informarse, aunque cabe destacar que el consumo incidental de la televisión es también sumamente importante para llegar a las noticias, como discutimos en otra entrada. En contraste, los medios menos utilizados por esta muestra de escolares son Twitter, los portales de noticias, Facebook, las radios y los diarios y revistas.
¿Hasta qué punto el consumo de noticias de los adolescentes, a través de estos medios y plataformas, está asociado con el comportamiento cívico en redes sociales y la disposición a realizar ciertas actividades cuando alcancen la mayoría de edad?
Para estudiar el tema, estimamos modelos de regresión lineal con datos de una encuesta realizada a 2.684 adolescentes –con edades entre 14 y 17 años y provenientes de establecimientos educacionales seleccionados al azar de la regiones Metropolitana y Valparaíso– durante el primer semestre de 2021, en el marco del estudio “Flujos de curatoría informativa en adolescentes” llevado a cabo por la Escuela de Comunicaciones y Periodismo de la UAI y financiado por ANID (PLU190014) (ver ficha metodológica en el documento adjunto a la entrada). Los modelos incluyen una serie de variables sociodemográficas: sexo, curso, región, tipo de colegio, y educación de los padres como proxy de nivel socioeconómico; te indicadores de confianza general en las noticias y de alfabetización mediática
La asociación entre el consumo de noticias de ciertos medios y la participación cívica presente y futura puede ser negativa o positiva. Por el lado negativo, la tesis del video-malaise o vídeo-malestar sugiere que muchas prácticas periodísticas pueden fomentar la desconfianza en el gobierno, la insatisfacción con las instituciones, y la desafección política porque tienden a cubrir los asuntos públicos con un sesgo negativo (e.g. Patterson 1993). El influyente libro Bowling Alone, de Robert Putnam (2000), por ejemplo, culpaba al entretenimiento televisivo de minar la confianza social y la asociatividad de los estadounidenses, lo que él llama capital social. Por el lado positivo, la tesis del círculo virtuoso, elaborada por Pippa Norris (1999), sostiene que el interés y los conocimientos políticos previos estimulan la exposición y la atención a las noticias, lo que, a su vez, refuerza gradualmente los conocimientos que fortalecen el activismo político. Norris ha analizado resultados de encuestas de Estados Unidos y el mundo que sugieren que la exposición a los medios de comunicación conduce sistemáticamente a más confianza política y compromiso cívico, no menos.
La siguiente tabla resume los resultados de los análisis estadísticos.
Entonces, ¿están en juego aquí mecanismos del vídeo-malestar o de ciclo virtuoso? Mirando los resultados de nuestro análisis, la respuesta parece ser "depende". ¿De qué? Del comportamiento político de interés y del medio concreto que se utilice como fuente de información: ¿son las noticias en línea o una red social? ¿Cuál red social?
Se observa en general una relación más positiva que negativa entre el consumo de distintos tipos de consumo de medios y diferentes acciones políticas recientes y futuras. La columna del círculo virtuoso muestra para qué medios estimamos asociaciones positivas entre su uso y comportamientos cívicos recientes y futuros: Twitter, Instagram y los medios noticiosos online son los que aparecen con más frecuencia asociados al círculo virtuoso. En la columna de vídeo-malestar, por su parte, se señalan los medios que se asocian negativamente con comportamientos cívicos recientes y futuros: WhatsApp aparece con más frecuencia asociado al vídeo-malestar, indicando que existen asociaciones negativas entre un mayor uso y la menor disposición de los adolescentes a votar en elecciones y apoyar a un candidato en el futuro.