Opinión

El nuevo electorado bajo voto obligatorio: rasgos, tensiones y desafíos

24/11/2025
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La reciente cobertura del diario La Nación de Argentina sobre la segunda vuelta presidencial en Chile puso el foco en un fenómeno que viene marcando los procesos electorales desde el retorno del voto obligatorio: la emergencia de un electorado masivo, poco politizado y difícil de anticipar, que está reconfigurando los equilibrios tradicionales de la competencia política.

En esa nota, distintos analistas coincidimos en que el ingreso de millones de personas al padrón activo no solo modificó el volumen de participación, sino también la composición social y actitudinal del electorado. Como se señaló en ese medio,

“el ‘nuevo electorado’ que emerge bajo voto obligatorio no es un bloque homogéneo, pero sí comparte algunos rasgos generales: proviene sobre todo de sectores medios-bajos y bajos, muestra bajo interés político, alta desconfianza institucional y una identificación ideológica débil o nula”, explicó el director de LEAS-UAI, Ricardo González, en entrevista con La Nación de Argentina.

Este diagnóstico es consistente con la evidencia que hemos venido acumulando en LEAS a partir de encuestas presenciales y estudios pre-electorales. Se trata, en buena medida, de personas que históricamente se mantuvieron alejadas del sistema político durante el período de voto voluntario, y que hoy concurren a las urnas más por obligación que por identificación política. Su relación con la política es distante, pragmática y poco estructurada en términos ideológicos.

Decidir tarde, decidir distinto

Uno de los rasgos más relevantes de este electorado es que decide más tarde que el votante tradicional. No sigue de manera sistemática las campañas, no consume información política de forma intensiva y rara vez se identifica con partidos o coaliciones. Esto tiene consecuencias importantes: vuelve más incierta la competencia electoral y limita la capacidad predictiva de las encuestas realizadas con demasiada anticipación.

Desde el punto de vista sustantivo, este comportamiento no implica apatía absoluta, sino un modo distinto de evaluar la política. La decisión de voto se construye a partir de señales simples y concretas, más que de programas detallados o debates ideológicos. En contextos de segunda vuelta, este tipo de electorado adquiere un peso decisivo.

El votante de Franco Parisi como subgrupo distintivo

Dentro de este universo amplio, el votante identificado con Franco Parisi ocupa un lugar particular. No constituye un bloque ideológico coherente ni estable, pero sí canaliza un malestar persistente con la política tradicional. Datos levantados por LEAS-UAI antes de las elecciones recientes muestran que este segmento concentra apoyos entre personas más jóvenes, con identidades ideológicas difusas y altos niveles de desconfianza hacia la democracia y sus instituciones.

En ese marco, “no forma parte de la derecha tradicional, pero tampoco de la izquierda más politizada”, explicó el director de LEAS-UAI.

Se trata, más bien, de un electorado que tiende a evaluar a los candidatos en función de su capacidad percibida de ordenar, gestionar y controlar, más que por su adscripción doctrinaria. Es un voto volátil, sensible al contexto y poco anclado en lealtades partidarias.

La centralidad de la experiencia cotidiana

Un hallazgo recurrente en nuestros estudios es que las motivaciones de este electorado están fuertemente ancladas en la experiencia cotidiana. Seguridad, estancamiento económico y presión migratoria aparecen de manera consistente como prioridades transversales. No se trata de temas aislados, sino de dimensiones que, para muchos votantes, forman parte de una misma percepción: la sensación de falta de control sobre el entorno social y económico.

Esta lógica ayuda a explicar por qué los mensajes abstractos o altamente ideologizados suelen tener poco efecto en estos grupos, mientras que las señales de autoridad, firmeza y eficacia práctica adquieren mayor relevancia en la recta final de las campañas.

Implicancias para el escenario electoral

La expansión de este electorado plantea desafíos relevantes tanto para el análisis político como para las estrategias de campaña. No solo amplía el padrón efectivo, sino que introduce mayor volatilidad y menor previsibilidad, especialmente en elecciones competitivas. En ese contexto, asumir que la elección está definida con semanas de anticipación suele ser un error.

Más que un “nuevo votante” en sentido estricto, estamos frente a la reactivación de un electorado históricamente distante, que hoy, bajo voto obligatorio, se vuelve decisivo. Comprender sus rasgos, motivaciones y tiempos de decisión es clave para interpretar correctamente los procesos electorales actuales y evitar lecturas simplistas basadas únicamente en los electorados más politizados.

Publicado en La Nación de Argentina.