Hace pocos días, la nueva constitución fue presentada a la ciudadanía. Los convencionales han señalado la importancia de leerla e informarse de primera fuente de los artículos. Pero no solo eso es importante. También lo es interpretarla, debatir su contenido con otras personas, sobre todo si tienen ideas contrarias a la propia. Ello es beneficioso para la democracia, toda vez que permite reafirmar convicciones o intercambiar un error por una verdad, como han señalado varios filósofos políticos, desde John Stuart Mill en el siglo XVIII hasta Jurgen Habermas en el pasado más reciente. Era esto lo que la ciudadanía chilena esperaba de sus convencionales, según un estudio cualitativo que hicimos antes de comenzar el proceso en mayo de 2021.
El contraste con ideas opuestas a las propias es más beneficioso hoy, cuando discutimos el Chile que queremos para las próximas décadas. Sin embargo, estos beneficios se reducen cuando este intercambio de ideas no ocurre por la tendencia de las personas a preferir información congruente con las preferencias propias. Algo de eso encontramos entre apruebistas y rechacistas. Más aún, encontramos una cierta preferencia de los apruebistas de consumir información proclive a su posición en el plebiscito en medios tradicionales, particularmente noticieros, y una cierta inclinación de los rechacistas por consumir información pro-rechazo en medios digitales, particularmente medios que aparecen únicamente por Internet y Twitter. Posiblemente, esta preferencia se condice con la confianza que sostienen por cada uno de esos medios. Por esta razón, en esta entrada, describiremos en detalle la confianza que depositan los cuatro grupos de la población chilena –clasificados de acuerdo a su consumo informativo, si es pro-apruebo y/o rechazo en medios tradicionales y digitales– en los medios tradicionales y digitales.
Para analizar el tema, usaremos los datos de la encuesta realizada en el marco del proyecto “Estrategias de consumo informativo y confianza en medios tradicionales y redes sociales” financiado por ANID (PLU210015). Esta encuesta se aplicó a mil personas adultas, seleccionadas al azar, entre el 22 de abril y el 9 de mayo de 2022. En todos los casos, la confianza la medimos usando una escala de 0 a 10, en que 0 significa que “desconfía totalmente” y 10 significa que “confía totalmente”. Acá reportamos los promedios de las respuestas entregadas por las personas que integran cada grupo. A continuación, un gráfico resume la información y describimos los resultados, destacando diferencias significativas.
De los cuatro grupos identificados en los datos, los apruebistas son aquellos que tienen una mayor confianza promedio en los noticieros de televisión (4,7), aunque no es estadísticamente diferente de los promedios de confianza de omnívoros (4,5) y desinformados (4,4). Por cierto, los tres grupos presentan niveles de confianza superiores en los noticieros que los rechacistas, que tienden a desconfiar algo más (4).
En los matinales de televisión se observa una situación similar a la descrita para los noticiarios. Los apruebistas tienen una mayor confianza promedio (4,3), aunque no es estadísticamente diferente de los promedios de confianza de omnívoros (3,8) y desinformados (3,9). Estos tres grupos presentan niveles de confianza superiores en los matinales que los rechacistas, que tienden a desconfiar algo más (3,2). Independiente de las diferencias entre grupos, cabe destacar que la confianza depositada en estos programas es la más baja de todos los medios analizados acá.
Por otro lado, en los medios que aparecen únicamente en Internet, se observa una situación distinta a las de los noticiarios y matinales de televisión. Los apruebistas y omnívoros tienen una confianza promedio moderada (4,8 y 5, respectivamente). Los rechacistas, que desconfían más de los noticiarios y matinales, confían más en estos medios, en un nivel promedio similar (4,6), en términos estadísticos, al de apruebistas. Estos tres grupos presentan niveles de confianza superiores a los desinformados, que tienden a desconfiar algo más de estos medios (4).
La confianza en las radios nacionales es la más alta de todos los medios indagados en esta encuesta. Cuando la analizamos por grupos, notamos que los apruebistas y omnívoros tienen una confianza promedio relativamente alta (6,9 y 6,8, respectivamente). Los rechacistas y desinformados desconfían más que apruebistas y omnívoros, aunque los promedios de confianza siguen siendo relativamente altos comparados con otros medios (en ambos casos, 6,1 en promedio).
La confianza en los medios comunales o regionales es más baja que en las radios nacionales, aunque relativamente alta comparada con otros medios consultados en este estudio. En contraste a los otros medios que analizamos, no hay diferencias estadísticamente significativas entre grupos. La confianza promedio en estos medios de apruebistas, rechacistas, omnívoros y desinformados es 6,1, 5,9, 5,8 y 5,9, respectivamente.
Algo más baja es la confianza que las personas depositan en los diarios, pero se mantiene en niveles moderados, con un promedio un poco mayor de 5. Cuando la analizamos por grupos, notamos que los omnívoros tienen una confianza promedio (5,7) más alta que la que el resto de los grupos deposita en este medio (5,2 los tres grupos).
La confianza que deposita la ciudadanía en las redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram o TikTok es más baja que en la mayoría de los medios tradicionales analizados, salvo por los matinales de televisión. Cuando la analizamos por grupos, notamos que los omnívoros tienen una confianza promedio moderada (4,7), y superior a la que depositan apruebistas, rechacistas y desinformados, que no presentan diferencias entre sí (4, 4 y 3,8, respectivamente).
Por último, la confianza que deposita la ciudadanía en las aplicaciones de mensajería como WhatsApp es superior, en promedio, a la observada en redes sociales, pero más baja que la confianza promedio en diarios, radios nacionales y similar a los medios que aparecen únicamente en Internet. Cuando la analizamos por grupos, los omnívoros, apruebistas y desinformados tienen una confianza promedio moderada (4,9, 4,6 y 4,7, respectivamente) y más alta que los rechacistas (4,2), que tienden a desconfiar algo más. En suma, encontramos que la proclividad de los apruebistas de consumir información pro-apruebo en noticiarios de televisión es consecuente con la confianza más alta que depositan en este medio. Los rechacistas tienden a confiar menos en este medio. Al mismo tiempo, la preferencia de los rechacistas por consumir información pro-rechazo en medios que aparecen únicamente por Internet es congruente con una confianza más alta en esos medios que en los noticiarios, mientras que los apruebistas presentan niveles de confianza similares en noticieros y portales web de noticias. Ello tiene implicancias sumamente relevantes para la etapa del proceso constitucional en la que estamos, ya que si las personas no pueden confiar en el conocimiento que entregan los medios, se vuelve difícil sostener una idea de “lo público” como entidad colectiva con intereses compartidos,1 una idea que nos parece crucial de sostener en momentos que el país requiere de una mirada común, que genere unión y no más división.