En respuesta a los cambios en los patrones de migración en Chile, hemos observado un notable aumento en la investigación sobre sus consecuencias, especialmente relacionadas con las opiniones de los chilenos sobre los extranjeros. Celebramos estas iniciativas y sugerimos que estos debates se enriquecerán más al considerar la evidencia reciente.
Aunque los movimientos migratorios son difíciles de prever, las reacciones actitudinales de las sociedades receptoras pueden ser algo más predecibles. En un estudio que publicamos en 2019, utilizamos datos censales y de encuestas realizadas en Chile entre 2002 y 2017 para evaluar los movimientos migratorios y las actitudes de la población local durante ese periodo. Nuestros hallazgos de entonces indican que las personas que habitan en áreas con alta diversidad social derivada de la inmigración tienden a adoptar posturas más nativistas, es decir, muestran actitudes menos abiertas hacia la inmigración, especialmente si perciben que la economía del país está en declive. En cambio, cuando el panorama económico nacional era percibido de manera más optimista, estas actitudes hostiles se atenúan considerablemente. Este patrón se observaba independientemente de si los inmigrantes provienen de países que ya formaban parte de las principales comunidades extranjeras en 2002, como Perú y Argentina, o de los que se añadieron predominantemente en 2017, como Colombia, Venezuela y Haití. Nuestros resultados concuerdan con los hallazgos de la literatura académica internacional: la llegada de inmigrantes puede acentuar sentimientos de competencia por recursos escasos, materiales en este caso, más aún en períodos de estrechez económica como los del Chile actual. Así, la inmigración puede ser percibida por una parte de la población como una amenaza para su estabilidad financiera.
Nos parece crucial considerar estos hallazgos en el contexto actual, donde la opinión pública sobre la inmigración está fuertemente influenciada por la cobertura mediática de crímenes relacionados con inmigrantes. Sin embargo, la percepción de “criminalidad migrante” no abarca toda la complejidad del tema. Factores como el aumento de la inmigración, la exposición cotidiana a personas de diversos orígenes, y las percepciones de la economía nacional también juegan un papel crucial en el surgimiento de actitudes negativas hacia los inmigrantes.