La entrada anterior abordó el primero de los valores emancipadores, que captura la tolerancia y la valoración de la autonomía personal. Acá, analizamos el componente igualitario de los valores emancipadores: el indicador de igualdad de género. El indicador utiliza tres ítems que indican cuán fuertemente están en desacuerdo con las afirmaciones de que
Se realizó asimismo un análisis factorial de estas tres preguntas para agruparlas en un indicador de valores igualitarios que se usa como variable dependiente en los análisis que siguen.1
En el documento adjunto, mostramos los resultados de los modelos empíricos que explican la variación en el indicador de igualdad de género, usando todos los países de la muestra. Esta entrada resume esos hallazgos. La variable más importante, en términos de magnitud, es el sexo: las mujeres tienden a tener actitudes más pro-igualdad que los hombres. Con una magnitud similar, aparece la educación terciaria: las personas que han pasado por la educación terciaria tienden a tener actitudes más igualitarias en cuanto a roles de género que las personas con menores niveles educativos. Los ingresos del hogar también cumplen un rol relevante: vivir en un hogar de altos ingresos está asociado a actitudes más igualitarias en esta materia, aunque la magnitud de esta asociación es menor que la de educación terciaria o ser mujer. En contraste, estar casado o convivir con la pareja está asociado a valores menos igualitarios en esta dimensión. Por último, las personas menores de 30 tienden a tener valores más igualitarios que las personas mayores de 30 en esta muestra de países, aunque la magnitud de la asociación es cinco veces menor que la de haber pasado por la educación terciaria o ser mujer.
¿Hay evidencia de que las consecuencias de la pandemia puedan haber modificado estos valores? Por una parte, en cuanto a los shocks de salud, los resultados sin interacción muestran que haber tenido síntomas leves o graves de COVID-19 está asociado a valores menos igualitarios en roles de género, controlando por la influencia de las variables sociodemográficas. A continuación, evaluamos si esta asociación se da en toda la muestra o solo para quienes aun están en proceso de socialización. El Gráfico 1 destaca los resultados del modelo estadístico que incluye la interacción entre el shock de salud y la variable binaria de edad. Los resultados indican que los menores de 30 años que padecieron síntomas de COVID-19 reportan valores menos igualitarios en roles de género, y la asociación es de una magnitud superior a la asociación con educación terciaria y ser mujer. En contraste, tener personas cercanas que hayan padecido síntomas de COVID-19 está asociado a un mayor igualitarismo de género entre los menores de 30, y la asociación es de una magnitud similar a la de educación terciaria y ser mujer. En ambos casos, no se observa tal asociación estadísticamente significativa para las personas mayores de 30 años. Independientemente de las asociaciones en direcciones opuestas entre haber tenido COVID-19 y tener cercanos que lo hayan padecido, es importante destacar que, en ambos casos, estimamos diferencias solamente para las personas menores de 30 años, congruente con el enfoque de disposiciones fijas. No parece haber, entre los mayores de 30 años, una actualización activa de sus valores de igualitarismo en respuesta a los shocks de salud propios o de cercanos.
Por otra parte, en cuanto a los shocks económicos, los resultados muestran que haber perdido el empleo durante la pandemia está asociado a valores menos igualitarios en roles de género, controlando por la influencia de las variables sociodemográficas. Esta asociación es relativamente pequeña, alrededor de un tercio de la magnitud de las asociaciones con educación terciaria y ser mujer. A nivel comparado, este es el único shock económico que tiene una asociación con los valores igualitarios, con un 95% de confianza. Los resultados de la interacción entre los eventos económicos negativos de la pandemia y la variable binaria de edad no muestran la presencia de diferencias por edad relacionadas con las consecuencias de los eventos económicos sobre los valores. Dado que es un efecto presente en ambos grupos etarios, acá no cabe hablar de disposiciones fijas sino de una actualización del valor del igualitarismo en respuesta a la pérdida de empleo.
A continuación, estimamos los modelos solo para Chile, con el fin de comparar si las correlaciones y sus magnitudes son diferentes en Chile de lo estimado con la muestra completa. Tal como para la muestra completa, la variable más importante, en términos de magnitud, es el sexo: las mujeres tienden a tener actitudes más pro-igualdad que los hombres en Chile. Las asociaciones con otras variables sociodemográficas que se muestran en la columna 5 son similares –en dirección y magnitud– a las de la muestra global, aunque cabe notar que la asociación entre mayor igualitarismo y educación terciaria tiene una magnitud mayor incluso que para la muestra global.
El Gráfico 2 muestra los resultados del modelo estadístico que agrega, a los controles sociodemográficos ya mencionados, la interacción entre el shock de salud y los grupos etarios para Chile solamente. Los resultados son similares a los obtenidos para la muestra internacional: haber padecido síntomas leves o graves de COVID-19 y tener menos de 30 años está asociado a valores menos igualitarios en roles de género. Lo contrario se estima para las personascuyos cercanos han padecido síntomas de la enfermedad. Específicamente, los menores de 30 con personas cercanas que hayan padecido síntomas leves o graves de COVID-19 poseen valores más igualitarios. En contraste, para las personas mayores de 30 años, no se observa asociación estadísticamente significativa entre haber tenido síntomas o tener personas cercanas que hayan padecido tales síntomas. Así, tal como para la muestra internacional, encontramos diferencias en valores en aquellas personas que tuvieron síntomas de COVID-19 o que tienen personas cercanas que hayan padecido tales síntomas para las personas menores de 30 años solamente y no en las personas mayores de esa edad. Este resultado apoya el enfoque de disposiciones fijas, pues sugiere que solo para las personas de menor edad, que aún están en proceso de socialización, los shocks pueden asociarse a diferencias en este valor emancipador.
Por último, el Gráfico 3 muestran los resultados del modelo estadístico que incluye la interacción entre los eventos económicos negativos de la pandemia y la variable binaria de edad para Chile solamente. En el caso de la pérdida de empleo y la reducción de la jornada laboral, no se observan diferencias significativas en el valor asignado al igualitarismo entre quienes sufrieron estas consecuencias y quienes no. Tampoco se observan coeficientes significativos para las interacciones entre estos shocks económicos y el grupo etario. Finalmente, en el caso de la reducción de la jornada laboral –a diferencia de los resultados con la muestra completa– las estimaciones para Chile sí indican la presencia de interacciones por edad: en particular, estimamos valores menos igualitarios en las personas menores de 30 años que vieron su jornada laboral reducida, mas no en las personas mayores de 30 años, lo que sería congruente nuevamente con el enfoque de disposiciones fijas.
Para los shocks sanitarios tanto en la muestra internacional como para Chile vemos asociaciones entre estas vivencias y el igualitarismo de género, aunque en direcciones inconsistentes y de difícil explicación. Por un lado, observamos un menor igualitarismo de género entre los menos de 30 que padecieron ellos mismos Covid-19. Por otro, haber tenido a cercanos enfermos se asocia a un mayor igualitarismo de género. En esta primera aproximación es difícil pensar en explicaciones teóricas o mecanismos causales para esta asociación, en la cuál esperamos profundizar una vez que tengamos los resultados longitudinales del estudio. En el caso de los shocks económicos, vemos un contraste entre las asociaciones para la muestra total y las de Chile. A diferencia de lo que ocurre en la muestra completa, donde tanto en mayores como menores de 30 hay una asociación entre shocks económicos y menores valores igualitarios, en Chile esto solo sucede entre los menores de 30 en caso de una reducción de su jornada laboral. Es decir, las disposiciones en torno a este valor aparecen más fijas en Chile que en el resto del mundo. En la próxima entrada, veremos qué ocurre en el caso del último componente emancipador de Welzel – aquel que valora la participación en las decisiones públicas.