Ya hemos visto que hay ciertos factores de consumo informativo del Apruebo y el Rechazo que determinan la polarización afectiva hacia partidarios de ambas posturas, concepto que definimos en otra entrada. A continuación, veremos si el consumo de ciertos medios y plataformas se asocia también (o no) a más polarización afectiva. Específicamente, veremos en qué medida los consumidores frecuentes de información en medios “tradicionales” (noticieros, matinales, radio, y medios locales) como también medios online (noticias en Internet y redes sociales) tienen una percepción más negativa o positiva sobre los partidarios del apruebo y del rechazo. Definiremos como consumidores frecuentes a las personas que consumen cada medio y plataforma entre cinco y siete días a la semana.
El siguiente gráfico muestra los resultados de calcular la polarización según el consumo frecuente o infrecuente de medios informativos online y tradicionales.
Los consumidores frecuentes de noticieros de televisión reportan menos polarización afectiva, en promedio (2,9), que las personas que consumen menos esta fuente informativa (3,1), aunque la brecha no es estadísticamente significativa.
Los consumidores frecuentes de matinales de televisión reportan más polarización afectiva, en promedio (3,2), que las personas que consumen menos esta fuente informativa (2,9), aunque la brecha no es estadísticamente significativa.
El medio donde aparecen brechas estadísticamente significativas son los medios que aparecen únicamente en Internet. En efecto, los consumidores frecuentes de tales medios reportan más polarización afectiva, en promedio (3,2), que las personas que consumen menos esta fuente informativa (2,8).
A diferencia de los medios que aparecen únicamente en Internet, no hay diferencias significativas en la polarización estimada para las personas que consumen radios nacionales frecuentemente y aquellas que no (promedio de 3 en cada caso).
Tampoco hay diferencias significativas en la polarización estimada para las personas que consumen medios comunales o regionales frecuentemente y aquellas que no (3,2 y 2,9 promedio, respectivamente).
Uno de los medios donde aparecen las brechas más grandes –y, por cierto, estadísticamente significativas– son los diarios. De hecho, los consumidores frecuentes de diarios reportan más polarización afectiva, en promedio (3,5), que las personas que consumen menos esta fuente informativa (2,9).
Ahora, veremos los índices de polarización según el uso informativo frecuente o infrecuente de distintas plataformas de redes sociales y mensajería. Por su parte, en YouTube, no hay diferencias significativas en la polarización afectiva estimada para las personas que consumen YouTube con más frecuencia y aquellas que no (3,1 y 3 promedio, respectivamente). Cifras similares se observan para Facebook (3,1 promedio para los consumidores frecuentes y 2,9 para quienes no lo hacen) y TikTok (3,1 promedio para los consumidores frecuentes y 3,0 para quienes usan menos esta plataforma).
Un caso algo interesante presenta WhatsApp e Instagram. Quienes consumen más información por WhatsApp tienden a reportar menos polarización afectiva que quienes lo hacen con menos frecuencia (2,9 y 3,1 promedio, respectivamente), aunque la brecha no es estadísticamente significativa. Algo similar se observa en el caso de Instagram: sus consumidores frecuentes declaran menos polarización afectiva que quienes lo hacen con menos frecuencia (2,9 y 3,0 promedio, respectivamente).
Por último, el medio donde aparecen las brechas más grandes en polarización afectiva –y, por cierto, estadísticamente significativas– es Twitter. De hecho, los consumidores frecuentes de esta plataforma reportan más polarización afectiva, en promedio (4), que las personas que consumen menos esta fuente informativa (2,8). Es entre los usuarios frecuentes de esta última plataforma donde vemos que la polarización alcanza sus niveles más altos, pero cabe recordar que solo 12% de los encuestados está en esta categoría. Los usuarios de Twitter escasamente son representativos de la población como un todo, aunque parecen ser individuos altamente politizados y, en consecuencia, polarizados. Esto recalca la importancia de usar datos de encuestas, cuyas muestras son representativas de toda la población, para evaluar el nivel de polarización de la misma, en lugar de quedarse únicamente con percepciones recogidas en redes sociales como Twitter, con los sesgos que ello acarrea.